Es algo natural que una musulmana que no se mezcla con hombres no desee estrechar la mano de alguien que no sea su mahram, en conformidad con la enseñanza y ejemplo del Profeta . Al Bujâri informa que ‘Â'ishah
dijo:
"Cuando las creyentes emigraban hacia el Profeta , él las examinaba y las ponía a prueba, de acuerdo con la aleya: [¡Oh, creyentes! Cuando mujeres creyentes emigren a vosotros, examinadlas [para que se os evidencie su sinceridad]...] (60:10)"
A cualquiera que acepte estas condiciones exigidas a las creyentes, le habrá aceptado su bai‘ah. Cuando el Mensajero de Allah aceptó sus palabras, les dijo: “Vosotras podéis marcharos ahora, pues ciertamente he aceptado vuestro bai‘ah”. ¡Por Allah! Las manos del Profeta nunca tocaron la mano de una mujer; él solamente aceptaba su bai‘ah de palabra. ¡Por Allah! Él no puso otra condición a las mujeres más que aquellas que Allah
le había impuesto, y cuando confirmaba el bai‘ah él decía: “He aceptado vuestro bai‘ah por vuestras palabras (verbalmente)”.[1]
[1] Fath Al Bâri', 9/420, Kitâb at talâq, bâb idhâ aslamat al mushrikah au an nasrâniiah tahtu adh dhimmi au al harbi.
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