La fiel  musulmana siempre busca ganar la complacencia de Allah             en todo lo que realice. Por tal razón, mide  todo acto con este preciso criterio para luego mantener o descartar cualquier  práctica, de acuerdo con este postulado.
    Donde  quiera que aparezca un conflicto entre lo que complace a Allah  y lo que le place a otra gente, ella escogerá sin ningún tipo  de vacilación o argumento la complacencia a Allah 
, aunque  moleste a otra gente. Ella hace esto porque conoce, por su profundo  entendimiento del Islam y su propio sentido común, que complacer a otra gente es  un objetivo que nunca podrá ser logrado, y solamente causará la ira de Allah  
. El Profeta 
                                                                                      dijo al respecto:
"Quien busque la  complacencia de Allah  a riesgo de desagradar a la gente,  ciertamente Allah 
 cuidará de él y lo protegerá de ellos.  Pero quien busque la complacencia de la gente a riesgo de desagradar a Allah  
                                          , ciertamente Allah lo  abandonará al cuidado de la gente".[1]
    Sopesando sus actos con esta precisa conducta, el sendero recto estará  claramente marcado para la musulmana. Conocerá lo que le está permitido hacer y  lo que debe evitar, al ser su infalible criterio la complacencia de Allah                                         . De este modo, la vida de la  musulmana se librará de la ridícula contradicción que ha seducido a tantas  mujeres que se desviaron de la guía de Allah.
   Existen  mujeres a quienes uno ve orando perfectamente, pero en la mayoría de las  circunstancias siguen sus propios deseos y se desvían del sendero de la  rectitud. En reuniones sociales, se enredan en el chismorreo y la calumnia,  criticando a las personas, confabulando contra alguien que les desagrada y  colocando palabras en sus bocas para desacreditarlos. Esta clase de gente sufre  de fragilidad de fe y fallan en comprender la verdadera realidad de esta íntegra  religión que Allah                                                                                      reveló  para conducir a la humanidad en todos los aspectos de la vida, tanto en el  ámbito público como en el privado.
   Existen también mujeres que  obedecen a Allah en algunas cuestiones, pero Lo desobedecen en otras, actuando  conforme a sus propios caprichos y deseos. Tales personas son como si fueran  medio musulmanes, y la doble personalidad de quienes se desvían de la guía del  Islam es uno de los más peligrosos desordenes psicológicos y espirituales que  enfrenta el hombre moderno.
[1] Relatado por At Tirmidhi, 4/34, al final de la sección sobre zuhd; es un Hadîz hasan.
 
 

 
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